Nicotina, como ya hemos nombrado anteriormente es uno de sus principales componentes. Esta sustancia la contiene la planta que produce el tabaco y es altamente adictiva.
mayores dosis de nicotina para experimentar los mismos niveles de satisfacción.
El cerebro se habitúa rápidamente a recibir dosis regulares de nicotina y a sufrir síntomas de abstinencia cuando dicho suministro se interrumpe. Por otro lado, la nicotina estimula el sistema nervioso central, incrementando el ritmo cardíaco y la presión arterial, lo que produce un mayor consumo de oxígeno.
Este estímulo nervioso se plasma en un aumento del metabolismo del organismo, afectando a la nutrición del fumador, pues se comporta como un anoréxico, disminuyendo la sensación de hambre y estimula la secreción de la adrenalina.
Monóxido de carbono: Es el componente más nocivo del cigarrillo, procedente de la combustión del tabaco con el papel. Es un gas tóxico que se adhiere a la hemoglobina de la sangre y hace disminuir la capacidad de ésta para abastecer al organismo de la cantidad de oxígeno que necesita. Responsable de enfermedades vasculares.
Alquitrán: Es la principal fuente cancerígena en el humo de tabaco.
Está demostrada su relación directa con el cáncer de pulmón y algunos otros tumores.
Gases irritantes: Son responsables de las toses, faringitis, catarros y bronquitis tan habituales en los fumadores. Actúan alterando los mecanismos defensivos del pulmón y favoreciendo las infecciones.
A parte de estos componentes hay muchos que otros que tienen menor efecto sobre nuestra salud, pero aun así son perjudiciales:
Acetona, Naftilamina, Metanol, Amoniaco, Pireno, Butano, Fenol, Cadmio, Naftalina, Arsénico, etc.
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